El fin de las curvas...
Efluvios lunares desataban tu simple presencia
embutida en una talla treinta y seis,
tus pantalones vaqueros
rozan la más simple perfección.
Rozando la aproximación del puro deleite,
el siguiente pecado, tu cuerpo.
La distancia al placer es tan nimia
que con una simple ojeada, despierta el instinto.
Tu trasero esta a la par del lienzo de Miguel Ángel,
se inmiscuye en curvas prohibidas,
aquellos vaivenes impactaban en mis pupilas,
esos tacones altos, pincelaban la imagen de la perfección.
Subiendo a la torre del castillo,
esos infinitos tirantes dejan al descubierto
tus blancos y lindos hombros e irrumpiendo
en la pequeña tela,
esos pezones; juguetean y resaltan
con la fibra de tu mínima camiseta.
A tu paso, todo el planeta se detiene
si la belleza existe, es simplemente
tu silueta en nubes de azúcar.
Esos brazos desnudos, son una invitación al contacto
y al comprobar tu cara, merece la pena el intento
de iniciar el viaje a tu boca.
El premio más sincero
ni el robo absoluto, tus ojos me miran
el placer se refleja dentro de mi
por fin....
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